viernes, 7 de mayo de 2010

El desencanto del mundo


De estar vivo ¿qué pensaría Kierkegaard de los cristianos de nuestra época? Si en el siglo XIX el peligro era la incipiente secularización y la mediación (hegeliana), hoy el problema se ha ramificado y crecido hasta tomar dimensiones monstruosas: sacerdotes pedófilos, pastores homosexuales, predicadores exitistas y millonarios, por no hablar de una comunidad de cristianos cómodos en la feligresía, entregados a la pasividad y la abulia de calentar indistintamente los asientos de cualquier templo, y a todo esto... ¿dónde quedó la contemporaneidad con el nazareno que carga su pesada cruz?...
A cualquier cristiano cabal le provocaría un asco infinito observar la realidad de este cristianismo gangrenado en el pecado que vivimos en nuestros días. De hecho, hoy existen muchas más razones para quejarnos con el mismo horroroso pathos con el que otrora lo hiciera el mismo Kierkegaard. Y sin embargo el problema sigue siendo siempre el mismo ¿Quién puede arrojar la primera piedra?...