martes, 3 de abril de 2012

Las profecías de la vulgaridad



Hasta hoy día, la única profecía que viene cumpliéndose minuciosamente, es la que proclamaron desde el desierto la mayoría de los sabios de la Antigüedad Clásica, y la que el Cristianismo completó con su compleja teleología. Esto es, en los últimos tiempos, los imbéciles ocuparán el lugar del poder, y los sabios, los varones santos, deberán esperar en vigilia y oración, la aceleración de la caída, símbolo de la hecatombe final, cuyas propiedades ha definido la física moderna como el principio de inercia. A medida que los objetos se acercan al suelo, su velocidad se acelera y se agrava.
Vuelvo otra vez a esa joya de la apologética moderna- única manera de hacer arte cristiano hoy día, ya que la ceguera e hipoacusia caracteriza nuestro modo de ver las cosas- que es Apocalypto, película católica realizada por Mel Gibson, y me pregunto cómo Occidente puede estar tan a la deriva, al considerar, siquiera a la ligera, las profecías de los mayas para el 2012, una civilización bárbara que, en su misma génesis, en sus hábitos cultuales, y en sus inhumanos sacrificios rituales, estuvo destinada a perecer. Todo parece indicar que los hombres que viven hoy día prefieren los vaticinios de la vulgaridad a las sólidas profecías del Nuevo Testamento.
Para mi amigo Adrian J.