lunes, 19 de julio de 2010

La execrable visión microscópica



Una de las consecuencias más terribles del espíritu científico ateo de la modernidad es el anhelo de especialización. La radiografía, el microanálisis, la descomposición de los elementos del todo ha invadido todas las esferas de nuestra realidad. Este método de análisis poco o nada tiene que ver con lo que los antiguos entendían por sabiduría, más cercana a una actitud corporal de contemplación ante la realidad que a la visión mediatizada por las gafas del filólogo. La actitud estructuralista de analizar microscópicamente las minucias del lenguaje, luego del hombre y más tarde de todo lo demás, nos ha llevado a esta pérdida de la esencia que vemos cada vez más con mayor nitidez, porque detrás de los pequeños y secundarios procesos, nos olvidamos de la condición primaria. Hoy los problemas son cóncavos, o más bien superficiales, penar que también sobrelleva la filosofía occidental con sus metodologías de profesor universitario que a fuer de recibir el jornal completo, dedicará todas sus fuerzas por llegar lo más lejos posible al corte horizontal, que nunca llegará a ser transversal. No hay universidad que pague por saber qué ocurre en las napas.