martes, 15 de junio de 2010

El hombre sin atributos


Esclavo de los afanes, el hombre moderno va arrastrándose delante de sus deseos que, o son insaciables, o no pueden contenerse en el corto trecho de una vida. La voluntad que denunciara Schopenhauer es cada vez más voluminosa y evidente, a medida que aumentan los utensilios y las condiciones materiales para optimizar la existencia. La salida podría ser evadirse del mundo, pero ¿de qué manera?... De la cárcel del tiempo nadie puede salir. Se puede saltar hacia el instante (la Eternidad kierkegaardiana) o practicar el wu wei (la no-acción de los taoístas). Lo consolador, en todo caso, es que todavía existen maneras de ejercer la impugnación a este mundo plagado de vanidad. "Mientras no derrotemos al tiempo seguiremos siendo esclavos, Pero al tiempo se lo vence renunciando" Cioran