Oriente siempre ha mirado con rechazo el afán filológico de los occidentales y su pasión microscópica. De hecho, no es llamativo que el Cristianismo (única religión Occidental) en Oriente no haya desarrollado un corpus bibliográfico como el que sí ostentan católicos romanos y protestantes. La actitud de la Iglesia Ortodoxa es la hesychia, la serenidad ante los objetos del mundo y la obtención de la sencillez más austera. Lo mismo ocurre en filosofías orientales como el budismo y el taoísmo, que repudia el afán del estudioso o especialista por saber más. "Romped con el estudio" dice Lao Zi. "Derrotad vuestra mente, rechazad vuestro espíritu, y los diez mil seres regresarán a la Raíz, uno a uno" (Zhuang Zi 4).
Por desgracia, Occidente tiene grandes indólogos, arabistas y sinólogos que presumen conocer el mundo oriental como la palma de su mano, pero acaso ninguno de ellos se haya detenido nunca a meditar que "la pureza de corazón es querer una sola cosa" (Kierkegaard).
Lo decia también lao tse, quien tiene ciencia, sabe cada día mas, quien adquiere sabiduria sabe cada día menos, hasta llegar finalmente a no saber nada.
ResponderEliminar¿ será la docta ignorancia resplandeciendo a traves de todas nuestras vanidades?
Comparto. De todas maneras, en el budismo y el hinduísmo el corpus de sutras y vedas es apabullante. Me parece que tal vez tiene que ver con la forma de entender, el canal o modo que usamos. Es como si en occidente todo quisiéramos aprehenderlo desde la razón. Al hacerlo desde ahí no nos queda otra que la multipliciad de caminos. Ya Platón, por más que escribió y mucho, en su Carta VII dice algo asì como que lo que realmente importa no se puede consignar por escrito.
ResponderEliminarLo notable es como nos distanciamos de esa tradición.
Los cristianos orientales se dieron cuenta de que lo más importante, después de las Escrituras, lo había dicho el Areopagita; no hacía falta agregar mucho más...
ResponderEliminar